sábado, 5 de septiembre de 2015

Seguridad Sexual

¡Hola a tod@s!

¡Bienvenido Juan Lillo! Un fichaje galáctico que se suma al equipo, tras la iniciativa de hace unos días... y no será el único.

Ayer se celebró el Día Mundial de la Salud Sexual, evento que sinceramente desconocía pues muchas enfermedades de transmisión sexual cuentan con su propia jornada.
Centrándonos en el primer mundo -ese donde tenemos la fortuna de vivir y por consiguiente la superioridad moral el resto del globo, aunque seamos solo la quinta parte del mismo, notese la ironía- destacaremos dos peculiaridades que están íntimamente ligadas; la sensación de que poseemos un conocimiento absoluto de la materia y la sensación de impunidad frente a estas enfermedades. Que ingenuidad.
El día de ayer pretende ir más allá. Al practicar sexo dejamos al descubierto zonas de nuestro cuerpo que por su función y localizanción y a persar de cuidar la higiene, son un nido de gérmenes y bacterias que tienen vía libre para acceder y circular por nuestro organismo con consecuencias de lo más inquietantes.
Muchas enfermedades son grandes desconocidas como la Sífilis o ya no suponen ningún temor como los Herpes o la Candidiasis. Otras ya ni se previenen, como el Virus del Papioma Humano ya que la comunidad medica lo considera inútil por el numero de infectados que alcanza el 100% de las personas adeulas en algunas regiones -repito del primer mundo-. Sin embargo todas ellas deberían ser al menos un motivo de vergüenza -que no de juicio- porque son una bofetada que nos devuelve a nuestra realidad ignorante.
Por otro lado tendríamos al SIDA y a la Hepatitis, habiendo superado la segunda a la primera en el índice de letalidad pero que aún así han pasado a ser crónicas con los tratamientos actuales y una vida adecuada. Aquí el miedo no es una cuestión medica sino social. Vemos muchas campañas en contra de estas enfermedades y eso esta muy bien, pero estoy seguro que esas mismas personas no convivirían con un enfermo por miedo al contagio, haciendo de la ayuda económica un instrumento casi inútil.
Algo me dice que esas mismas personas son las que estos días mas hablan de la tragedia migratoria y estoy igualmente seguro de que casi ninguno abriría la puerta de su casa para darles un trozo de pan.
Así que aquel que tenga un organismo indestructible y ningún amor propio que olvide este texto. Los demás tendremos sexo con cabeza, que eso no hará que sea menos bueno.

De nuevo gracias a Juan por embarcarse en este humilde proyecto, yo estos días me embarco en unas mini vacaciones.

¡Hasta pronto!

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